Urgencias en salud mental de jóvenes y adolescentes ¿Cómo ubicar las diferentes urgencias en juego? El cuerpo, el lugar y el lazo

Francesc Vilá, Julio González, Bárbara Gallastegui y Biotza Goienetxea durante el encuentro en el Colegio de Psicólogos, Bilbao 3 de junio 2022.

¿Cómo ubicar las diferentes urgencias en juego en el campo de los servicios de salud mental y el trabajo con jóvenes y adolescentes? Las adolescencias, plurales y diversas, conllevan sus propias urgencias, algunas propias de los tránsitos adolescentes, otras del lado de los adultos y de los profesionales que las acompañan, sin necesariamente comprenderlas del todo.

Algunos adolescentes nos muestran como la juventud busca incansable otros modos de habitar su malestar, transitar su época y organizar su particular lazo social. Así mismo, el adolescente es contemporáneo de su época, es decir, que no deja de lado lo nuevo e inventa, en oposición a lo viejo, sus propios modos de expresión y filiación simbólica. Algunos de estos jóvenes nos advierten que se trata de «la más delicada de las transiciones» no exenta de un íntimo sufrimiento frente al desorden y los cambios que los atraviesan y que ubican fundamentalmente en el cuerpo, como lugar de inscripción privilegiado para el acontecimiento adolescente.

Bárbara Gallastegui, psiquiatra de la red infanto-juvenil en Bizkaia, nos propone pensar las urgencias desde diferentes perspectivas para centrarse «en la urgencia más particular de todas, la urgencia subjetiva». Para el psicoanálisis, el síntoma es un fenómeno subjetivo que constituye la expresión de un conflicto inconsciente. En la época actual asistimos a fenómenos identitarios muy particulares y en este sentido muchos adolescentes se hacen representar por sus síntomas adquiriendo así una identidad que, en ocasiones, pone en riesgo su propia vida; aquella que el adolescente está dispuesto a perder (Por ejemplo mediante la creación de comunidades entre las personas que tienen trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia o la bulimia).

¿De quién es la urgencia? Ciertamente resulta anecdótico cuando es el propio adolescente quien consulta en salud mental, en estos casos se trata más precisamente del reflejo de algún déficit en alguno de los órdenes que se organizan alrededor del joven (familia, comunidad, escuela).  En general, la derivación a salud mental está promovida por los adultos, los padres, educadores y maestros, es decir, a partir de lo que para cada uno de sus referentes el adolescente ha pasado a representar un problema, una preocupación, un enigma que no puede entender pero que aún así le concierne.

La urgencia muestra lo insoportable sin mediaciones, de manera tal que aquel que consulta considera que su padecimiento requiere atención inmediata, hay una vivencia de ruptura y crisis que emerge respecto de un equilibrio anterior. En conclusión, la urgencia subjetiva es «cualquier pedido de consulta en salud mental ya que se trata de demandas cuya respuesta no puede ser diferida».

El planteo de Biotza Goienetxea permite delimitar la urgencia como la emergencia y la contención de una angustia centrándose en los efectos de la pandemia y el confinamiento en adolescentes respecto de las medidas restrictivas que se implementaron y que derivaron en una serie de pérdidas. La pérdida del soporte social, de lo cotidiano, del contacto con los semejantes y la sexualidad, el grupo, la escuela, los rituales de paso o la pérdida de intimidad, en definitiva, las rupturas y las interrupciones en el lazo social de los jóvenes no son sin sus consecuencias y sus retornos.

La importancia del cuerpo que en las adolescencias se encuentra en primer plano resulta central para el abordaje y la comprensión de estas urgencias (pasajes al acto, uso de tóxicos, fugas), de manera que lo no elaborado puede retornar en el cuerpo y en el actuar bajo diferentes formas. Frente al riesgo de que el síntoma quede fijado y pase a formar parte de la identidad del adolescente se apuesta por la localización, al lado del síntoma, de aquellos intereses, herramientas y capacidades que promuevan la vida y el lazo social.

Francesc Vilá plantea la urgencia como un momento inolvidable, capaz de producir un buen encuentro con unos profesionales ocupados en colaborar en que la vida siga. El real siempre aparece en el mismo lugar, la urgencia es una emergencia, algo emerge a partir de una crisis. Cada vez que hay una urgencia, sea de quien sea, emerge algo, a los profesionales nos toca entender qué es lo que ha emergido. Una urgencia que produce alguna emergencia.

¿Qué irrumpe, que es lo intrusivo que genera emergencia, arrebatos, extrañeza, inquietud? La inhibición del cuerpo, las discontinuidades o el afecto de la angustia acompañan aquello que emerge y de lo que el profesional se ocupa. Para el profesional se trata de poder interpretar esto que emerge, a medias, en común, en comunidad, en «Diálogos abiertos». Todo ello para encontrar una respuesta, una, no «La respuesta», una que permita seguir, continuar conversando.

Convertir la urgencia en una pregunta que de paso a la emergencia de una respuesta. Un profesional capaz de alojar estas urgencias desde un lugar de hospitalidad que no pase necesariamente por el hospital, pluralizando una diversidad de lugares para la escucha del sufrimiento adolescente y la emergencia de la palabra en una comunidad donde el lugar, el lazo y los diferentes modos de anudamiento puedan coexistir y sostenerse.

Julio González modera el debate situando la angustia como el antecedente del pasaje al acto así como la importancia del factor social en las adolescencias. Abriendo la conversación a partir del eje de las identidades siendo el síntoma una vertiente posible del lazo social en la época actual.

«Para ello es necesario tener en cuenta que el adolescente está marcado por un sufrimiento que no cesa, pero respecto al cual tiene una relación de extranjería. Esto quiere decir que lo percibe como si viniera desde fuera y se encuentra con dos dificultades muy actuales: No encuentra lugares en los que poder inscribir lo que le pasa, y no localiza fácilmente a un referente a quien dirigir un llamamiento y solicitar su apoyo.» (Susana Brignoni, Pensar las adolescencias. Editorial UOC)

Bárbara Gallastegui, Médica Psiquiatra en la red de Salud mental Infanto-Juvenil de Euskadi-Osakidetza

Biotza Goienetxea, Médica Psiquiatra en la red de Salud mental Infanto-Juvenil de Euskadi-Osakidetza

Francesc Vilá, Psicoanalista-AME-Analista Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis y la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Investigador en Salud Mental Comunitaria. Asesor de AFATRAC. Profesor del Máster “Actuación Clínica en psicoanálisis y psicopatología” de la Universidad de Barcelona. Investigador en el proyecto ECID & Institut Universitaria Vidal y Barrauqer.

Julio González, Psicoanalista, modera la mesa.

Agradecer a los organizadores del evento, la Antena Clínica de Bilbao y la Asociación de Profesionales de la Salud Mental Comunitaria OME-AEN y al Colegio Oficial de Psicólogos de Bizkaia por su hospitalidad y trabajo.

Cosme Sánchez, 4 de junio 2022, Bilbao

Esta entrada fue publicada en Adolescencias, Instituciones, Interdisciplinar y etiquetada , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario